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Diócesis Católica de Little Rock
Publicado: January 10, 2016
Obispo Anthony B. Taylor predicó la siguiente homilía en la Iglesia de San José de Center Ridge y la Iglesia de Santa Teresa de Little Rock el domingo 10 de enero de 2016.
Cada uno de nosotros tiene un llamado en la vida y depende de nosotros descubrir ese llamado. Un llamado no es lo mismo que una carrera. Una carrera es algo que elegimos; un llamado es algo que Dios elige para nosotros. Nosotros elegimos nuestras carreras fijándonos en nuestros talentos e intereses y luego averiguando cuál de estos podríamos usar para ganarnos la vida.
¿Qué es algo que te gusta tanto que podrías hacer por el resto de tu vida y hacer que la gente te pague por ello? Pero una vez que conoces tus talentos e intereses, la gran pregunta es descubrir tu llamado en la vida, elegir el camino que Dios ha escogido para ti. Un llamado es cuando vivimos por algo mayor que nosotros mismos y que nuestro propio progreso personal.
Los llamados pueden ser de tiempo completo (una carrera) o medio tiempo (una actividad después del trabajo; el ministerio de música es un llamado, por ejemplo). Pero en ambos casos se eligen por más que simplemente motivos humanos, más allá de los valores y recompensas de este mundo presente. E incluso cuando el llamado es una actividad de medio tiempo, si es en realidad un llamado, piensas en ello todo el tiempo.
Un llamado no es lo mismo que una carrera. Una carrera es algo que elegimos; un llamado es algo que Dios elige para nosotros.
Cualquier tipo de empleo o actividad puede ser un llamado si eso es lo que Dios te está llamando hacer. Tú puedes elegir una carrera tú mismo, pero para tener un llamado, tienes que escuchar la voz de Dios, quien te llama … y luego responder.
Hoy es la fiesta del Bautismo del Señor, el evento que inició el ministerio público de Jesús — el comienzo de su carrera como maestro y sanador y redentor — su verdadero llamado en la vida. Para poder responder a su llamado, Jesús tuvo que cambiar su carrera a mitad de su vida. Él dejó su carrera en la carpintería para buscar su verdadera vocación en la vida: anunciar y establecer el Reino de Dios en la tierra, como en el Cielo.
No todos comprendieron: ¿dejar un buen trabajo para buscar este futuro incierto y peligroso? ¡Incluso algunos de su propia familia pensaron que estaba loco! En el Evangelio de hoy, tenemos la prefiguración de Jesús en el momento de su llamado, de cuatro de nuestros sacramentos: Él fue bautizado por Juan (bautismo) para el perdón de los pecados (aunque Él no tuvo ninguno — reconciliación).
El Espíritu Santo descendió sobre Él (confirmación) y la voz de Dios desde el Cielo declaró: “Tú eres mi Hijo, el predilecto; en ti me complazco” (ordenación). Nuestra 2ª lectura de los Hechos de los Apóstoles dice: “Dios ungió con el poder del Espíritu Santo a Jesús de Nazaret, y éste pasó haciendo el bien, sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él”. Dios lo llamó y Jesús respondió.
¿Has descubierto tu verdadero llamado en la vida? Jesús tenía 30 años cuando tuvo esta experiencia en el Río Jordán, la cual cambió su vida completamente, y a través de Él, toda la historia humana. No está escrito que el llamado de Dios llega sólo cuando estamos en el 12º grado, o antes de tener que elegir una carrera en el Colegio.
Muchos de nosotros alcanzamos la mediana edad antes de que las dificultades de la vida nos hayan sacudido lo suficiente o humillado lo suficiente para escuchar la voz de Dios, el llamado de Dios. Lean las Vidas de los Santos: algunos conocieron su llamado a principios de su vida, pero otros eran mucho más mayores de lo que pensarías y la mayoría no eran sacerdotes o monjas.
Algunos escuchan un llamado primero y luego después, escuchan un llamado dentro del llamado. La Madre Teresa primero escuchó el llamado de Dios a convertirse en una monja en una orden religiosa donde enseñaban como maestras, lo cual la llevó a India. Sólo cuando alcanzó la mediana edad escuchó su llamado dentro del llamado, a dar su vida en servicio a los pobres y a las personas en sufrimiento en las calles de Calcuta.
¿Recuerdan por qué Dios nos creó? “¡Para conocerlo, amarlo y servirlo en esta vida, y ser felices con Él para siempre en la próxima!” Bueno entonces cada uno de nosotros necesita pedirle a Dios en oración exactamente cómo quiere Él que le sirvamos en esta vida. Dios tal vez esté llamando a algunos de ustedes a servirle como un sacerdote o monja; y a otros a servirle como diácono permanente o una catequista laica comprometida.
Otros de ustedes son llamados a evangelizar en el mercado o criar a hijos en la fe católica. Ustedes pueden conocer la voluntad de Dios en sus vidas si se lo piden de manera persistente en oración y luego escuchan su respuesta, la cual gradualmente será más clara si sólo continúan escuchando.
La oración es la clave para escuchar su llamado y abrir su corazón a la voluntad de Dios. Mediante la oración, pueden conocer la voluntad de Dios y luego Él les dará toda la gracia que necesitan para responder.