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Diócesis Católica de Little Rock
Publicado: June 2, 2020
El Obispo Anthony B. Taylor emitió la siguiente declaración al pueblo de la Diócesis de Little Rock el 2 de junio, 2020, sobre el racismo. Iba acompañada de la “Carta desde una Cárcel en Birmingham” (en inglés) escrita por el Dr. Martin L. King, Jr. en 1963.
"El domingo pasado celebramos la gran fiesta de Pentecostés, el día en que los primeros seguidores de Jesús fueron capacitados por el Espíritu Santo para salir y proclamar a todas las naciones las Buenas Nuevas que por la victoria de Jesús sobre el poder del pecado y la muerte, hay que eliminar los muros que separan a las personas.
"La diversidad de idiomas de ese día da testimonio del hecho de que el Reino de Dios incluirá personas de todas las razas y lenguas. Jesús proclamó esta visión de inclusión en todo su ministerio público. ¿Cuál fue el mayor mandamiento de la ley? Debemos amar al Señor nuestro Dios con todo nuestro corazón, mente, alma y fuerza. ¿Y cuál es el segundo mandamiento? Que amemos a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Estos son mandamientos de Dios, no solo recomendaciones.
"Amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos no deja espacio para nada que dañe a nuestro prójimo. Y en nuestro país, no hay enfermedad que haya causado más daño a nuestros prójimos afroamericanos que la del racismo. Tanto los actos individuales de odio como los males sistémicos arraigados en la historia de nuestra nación que continúan produciendo diferencias sociales que perjudican especialmente a muchos niños afroamericanos desde su nacimiento.
"Si el asesinato de George Floyd hubiera sido solo un incidente aislado, podríamos atribuirlo a un solo actor malo, acompañado por varios compañeros malos que 'ignoraron el mal' empeorado debido al hecho de que como policías juraron respetar la ley, no hacerse de la vista gorda ante el asesinato. Pero a raíz de varios otros eventos similares, está claro que los actos de odio racial no son solo algo en el pasado, ni que los afroamericanos son las únicas víctimas.
"Recuerde la masacre del año pasado en El Paso dirigida en contra a los hispanos, matando a 23 personas e hiriendo a 23 más. La mayoría de nosotros no somos tan maliciosos como para hacer algo directamente destinado a dañar a alguien de otra raza, pero nuestra disposición a tolerar las disparidades económicas y sociales sistémicas que perjudican a las personas de color desde el nacimiento también es muy perjudicial para toda la sociedad.
"Seguramente todas las personas imparciales pueden ver que esto tiene que cambiar. Los policías como grupo no son el problema, la mayoría de ellos son servidores públicos sobresalientes y sacrificados que se encargan de un trabajo muy exigente y peligroso. La mayoría de ellos merece nuestra compasión, respeto y admiración. Además, no hay justificación para la violencia, a pesar de la ira justa que muchos sienten, ni la destrucción de la propiedad, aunque sea comprensible.
"El problema son las estructuras de racismo que están incrustadas en nuestra economía y sociedad, muchas de las cuales son invisibles para nosotros que no estamos en desventaja, pero a menudo evidentes para aquellos que sí lo están, y así se acumula la frustración, las quejas y la ira.
"La conclusión es que nosotros, como nación, debemos eliminar aquellas cosas que continúan haciendo daño a nuestros prójimos. El racismo solo terminará cuando todos tengan, y sientan que tienen, igual protección ante la ley, un salario justo, una vivienda digna y un verdadero acceso a la atención médica, entre otros derechos humanos básicos.
"Aquí en el Sur, eliminar cosas que continúan dañando a nuestro prójimo incluye eliminar todo lo que sirva para conmemorar a la Confederación de una manera positiva. Esto es especialmente necesario cuando se trata de monumentos a la llamada "Causa Perdida", la mayoría de los cuales fueron erigidos no inmediatamente después de la Guerra Civil, sino más bien durante el apogeo de la era de Jim Crow como un medio de intimidación y afirmación de superioridad blanca.
"El uso de la bandera de batalla confederada también debe abandonarse, de hecho, cualquier cosa destinada a poner este horror en nuestra historia nacional bajo una luz positiva falsa. Incluso si algunos consideran que estos son símbolos de nuestra identidad como sureños blancos, deben dejarse de lado porque gran parte de la población los considera odiosos; de lo contrario, no estamos amando a nuestro prójimo como a nosotros mismos. ¿Es un precio demasiado alto para ayudar a sanar las profundas heridas raciales en el alma de nuestra nación? Seguramente no.
"No es necesario ser afroamericano para ver estos símbolos y retroceder con disgusto. Si nuestra identidad de blancos sureños necesita una piedra de toque, para lo que no puedo imaginarme, necesitamos encontrar algo inofensivo. En cuanto a la Confederación, los numerosos cementerios que tenemos ya son suficientes para conmemorar un tiempo que está mejor muerto y enterrado, una vez que se hayan aprendido sus amargas lecciones.
"El Dr. Martin Luther King, Jr. escribió una vez: 'La injusticia en cualquier lugar es una amenaza para la justicia en todas partes. Estamos atrapados en una red ineludible de mutualidad, atados en una sola prenda de destino. Lo que afecta a uno directamente, afecta a todos indirectamente.' ("Carta de una cárcel de Birmingham," 1963 (en inglés)).
"¿Cuál es el mayor mandamiento de la ley? ¡Vale la pena repetirlo! Debemos amar al Señor nuestro Dios con todo nuestro corazón, mente, alma y fuerza, y a nuestro prójimo como a nosotros mismos. El racismo y todas sus expresiones degradantes deben eliminarse, no solo porque dañan a nuestro prójimo, sino porque violan cómo Dios nos ha creado a ser."
Sinceramente en Cristo,
+Anthony B. Taylor
Obispo de Little Rock