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Diócesis Católica de Little Rock
Publicado: June 3, 2023
El Obispo Anthony B. Taylor predicó la siguiente homilía durante la Misa de clausura del Día de Avivamiento Eucarístico en la Iglesia de San Rafael en Springdale el sábado, 3 de junio 2023, y la Iglesia de Cristo Rey en Little Rock el sábado, 10 de junio de 2023.
Ustedes y yo hemos pasado el día compartiendo varias actividades diseñadas para reavivar en nuestros corazones un amor y apreciación más profundos por la Eucaristía, el mayor regalo que Jesús nos dejó después de su resurrección y regreso al Padre el día de su ascensión al cielo — y es tan apropiado que nuestros dos días de avivamiento en el noroeste de Arkansas y en Arkansas central se lleven a cabo en las fiestas de la Santísima Trinidad y del Corpus Christi respectivamente: 1.) Corpus Christi, la fiesta del Cuerpo y la Sangre del Señor a quien estamos unidos en la Eucaristía — su cuerpo y sangre convirtiéndose en nuestro cuerpo y sangre, que recibimos en nosotros mismos en la Comunión y que ofrecemos al Padre en sacrificio desde el altar; y 2.) que es precedida por la fiesta de la Santísima Trinidad, a quien estamos unidos a través de Jesús a quien nos hemos unido en la Eucaristía.
En el transcurso de este día, tuvimos presentadores que desglosaron el significado de esto para nosotros. Después de esto tuvimos la exposición Eucarística y un momento de adoración Eucarística, durante el cual buscamos abrir nuestros corazones para recibir la bendición de experimentar la presencia real de Jesús en nuestras propias vidas no solamente en este momento de adoración sino también especialmente en esta Misa durante la cual Jesús está presente de varias maneras: en la comunidad congregada, en las oraciones por el perdón, en las Escrituras proclamadas, en el pan y el vino transformados en el cuerpo y la sangre real, alma y divinidad de Jesús, y en la recepción de Jesús en nosotros mismos en la comunión — materialmente y espiritualmente a través de nuestra propia recepción de los elementos sagrados que nos ponen en comunión con Jesus y a través de él con el Padre y el Espíritu Santo, y también como Iglesia en comunión con todos nuestros hermanos creyentes. Tanto verticalmente, unidos con Dios, que es indudablemente lo mejor, pero también horizontalmente, unidos uno al otro como Iglesia.
Pero hay tres cosas adicionales que estaremos haciendo hacia el final de esta Misa: bendeciremos a los catequistas, que tienen un rol especial al enseñar el significado de la Eucaristía — que el Vaticano II nos recuerda que es “la fuente y cumbre de nuestra fe” — a la siguiente generación de creyentes. Nuestros catequistas algunas veces se topan con fuertes vientos de incredulidad debido a la influencia de la sociedad cada vez más secular, incluso impía, en la cual se encuentran sus estudiantes y los padres de los estudiantes.
Esta Misa concluirá con una bendición apostólica y por ende la indulgencia plenaria que se recibe con una bendición apostólica. Cuando hay suficiente motivo y un evento solemne apropiado, los obispos pueden impartir la bendición apostólica hasta tres veces al año, pero esta es la primera vez que lo he hecho ... Esto es algo realmente especial ... es como si el papa mismo estuviera aquí con nosotros hoy.
Nuestros catequistas a menudo sienten que están nadando río arriba, nadando contra la corriente — pero ¿acaso no ha sido así muchas veces en los 2,000 años de historia de la Iglesia? De hecho, es por ese motivo que Jesús nos dio la Eucaristía para fortalecernos durante las luchas que enfrentamos al vivir el Evangelio en las circunstancias reales en las cuales nos encontramos.
Y luego, también bendeciremos a los ministros laicos de la Comunión para ayudar a nuestros sacerdotes y diáconos a distribuir la Comunión a los fieles durante la Misa, a llevar la Comunión a los enfermos y confinados en sus hogares y hospitales, a exponer el Santísimo Sacramento para la adoración y a reposar el Santísimo Sacramento en el tabernáculo después de la adoración, aunque solamente los sacerdotes y diáconos pueden dar la Bendición.
Muchas de nuestras parroquias tienen una gran necesidad de ministros de Comunión bien capacitados ahora que hemos reanudado ofrecer la Preciosa Sangre en las parroquias en toda la diócesis ya que las restricciones de la pandemia de COVID-19 han sido levantadas.
Y luego finalmente, esta Misa concluirá con una bendición apostólica y por ende la indulgencia plenaria que se recibe con una bendición apostólica. Cuando hay suficiente motivo y un evento solemne apropiado, los obispos pueden impartir la bendición apostólica hasta tres veces al año, pero esta es la primera vez que lo he hecho — y será con esta bendición apostólica que concluirá esta Misa.
Esto es algo realmente especial y se le llama una bendición apostólica porque como su obispo he sido especialmente capacitado para impartir esta bendición, es como si el papa mismo estuviera aquí con nosotros hoy.
Y claro, espero que sepan que el domingo, 11 de junio, la fiesta del Corpus Christi, estaremos inaugurando nuestro Santuario Diocesano de la Divina Misericordia en la Iglesia de San Eduardo en Little Rock. La Eucaristía será expuesta para la adoración cada día — martes a jueves a las 5 p.m. y de viernes a domingo a las 3 p.m., y usualmente la confesión estará disponible en inglés y español cada día durante la adoración todos los días excepto el lunes.
Y siendo un santuario, los peregrinos que visiten este santuario y cumplan con ciertas condiciones pueden recibir una indulgencia plenaria o parcial dependiendo de sus circunstancias, liberándolos plena o parcialmente de la pena debido al pecado dependiendo de su sinceridad y fervor. Esto es algo complicado, por lo que en el santuario habrá hojas disponibles con información sobre las indulgencias que responderán a la mayoría de sus preguntas.
En cuanto a los requisitos, hay básicamente cinco cosas: