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Diócesis Católica de Little Rock
Publicado: June 17, 2024
"Y tú, niño, serás llamado Profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor preparando sus caminos, para hacer conocer a su Pueblo la salvación mediante el perdón de los pecados ..." — Lucas 1, 76-77
Aunque es una solemnidad, la fiesta de la Natividad de San Juan Bautista no es un día santo de obligación. Desde el momento de la concepción, se estableció una relación entre Jesús y Juan. Un ángel se le apareció al anciano Zacarías y le dijo que su esposa, Isabel, quien no podía tener hijos, daría a luz un hijo a quien llamaría Juan. “Estará lleno del Espíritu Santo ya desde el seno de su madre. Por medio de él muchos hijos de Israel volverán al Señor, su Dios" (Lucas 1, 5-25).
Las predicciones del ángel comenzaron a cumplirse a tan sólo unos cuantos meses después de que María visitó a su prima, Isabel. Después de recibir una visita similar del Ángel Gabriel quien le había explicado que el Espíritu Santo vendría sobre ella y que ella concebiría un Hijo a quien llamaría Jesús, María fue a ayudar a Isabel quien ya estaba en su sexto mes de embarazo.
Una vez escuchando el saludo de María, Juan saltó en el seno de su madre, anunciando la venida del Señor. “¿Cómo he merecido yo que venga a mí la madre de mi Señor? Apenas llegó tu saludo a mis oídos, el niño saltó de alegría en mis entrañas”, Isabel dijo (Lucas 1, 43-44).
Como adulto, Juan se convirtió en un profeta que dedicó su vida a preparar el camino para Jesús. Él dijo a aquellos que le seguían: “Yo los bautizo con el agua, y es el camino a la conversión. Pero después de mí viene uno con mucho más poder que yo. Yo ni siquiera merezco llevarle las sandalias. Él los bautizará en el Espíritu Santo y el fuego” (Mateo 3, 11-12).