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Diócesis Católica de Little Rock
Publicado: September 5, 2018
Obispo Anthony B. Taylor predicó la siguiente homilía durante la Misa anual en memoria de Sta. Teresa de Kolkata (anteriormente Madre Teresa de Calcuta) en la Iglesia de Nuestra Señora del Buen Consejo en Little Rock el miércoles, 5 de septiembre, 2018. Está basada en las siguientes lecturas: Is 58:6-11; Salmo 34; 1 Jn 4:7-16; y Mt 25:31-40.
Jesús en ningún lugar dice que comprender correctamente la doctrina es necesario para la salvación. Obviamente la buena información es mejor que la mala información, pero puedes tener la mente llena de ideas incorrectas y aun así ir al Cielo.
Y Jesús en ningún lugar dice que obedecer los 10 Mandamientos es necesario para la salvación, pero ¿cómo esperamos estar listos en el Día del Juicio si desobedecemos lo que Dios nos ha mandado hacer o no hacer? Él nos da mandamientos por nuestro propio bien — hacer el mal nos destruye por dentro y lastima mucho a los demás.
Jesús en ningún lugar dice mucho sobre cualquiera de estas cosas. Él probablemente sólo supone porque, después de todo, la mayoría de las personas en aquel entonces eran bastante devotas — por lo menos según nuestros valores — y él dedicaba mucho tiempo con las personas religiosas, predicando en las sinagogas, por ejemplo. Estas cosas eran un “hecho”.
Ustedes padres de familia saben que cualquier cosa buena o mala que alguien le hace a su hijo, lo hacen con ustedes y ustedes reaccionan respectivamente. Además, si ustedes tienen un hijo que es especialmente vulnerable o que, de otra manera, está enfrentando problemas, ustedes se convierten en padres más protectores y su preocupación se expande en proporción a la necesidad.
Pero hay un lugar donde Jesús sí especifica directamente 6 cosas que son necesarias para la salvación — y estas son las 6 obras de misericordia corporales a las que Jesús se refiere en la lectura del Evangelio de hoy, que es muy apropiado hoy en esta fiesta de Sta. Teresa de Calcuta.
La séptima obra de misericordia es “enterrar a los muertos”. Las 6 que tenemos hoy son: alimentar al hambriento, dar de beber al sediento, acoger al forastero, vestir al desnudo, cuidar a los enfermos y visitar a los presos. En el pasaje inmediatamente después de la parte de la parábola que acaban de escuchar nos advierte que aquellos que no hacen estas cosas “irán al castigo eterno, y los justos a la Vida eterna”.
En otras palabras, Dios nos juzgará no sólo según nuestro comportamiento moral y nuestras prácticas religiosas, sino también muy en especial en términos de cómo reaccionamos ante la necesidad humana. Y aquí es donde el testimonio de Sta. Teresa de Calcuta es tan impactante. Quisiera dirigir su atención hoy a tres cosas que Jesús enfatiza en esta parábola sobre esta ayuda que debemos ofrecer a los necesitados.
1.) Estas obras de misericordia no son cosas grandes. Son cosas que cualquier persona puede hacer. No se trata de dar mucho dinero, aunque por supuesto eso es algo grandioso. Pero de lo que Jesús está hablando aquí es simplemente ofrecer ayuda a aquellos que lo necesitan, personas que vemos en las esquinas de la calle o incluso simples actos de bondad con la gente que encontramos cada día. Tal vez con personas que, de otra manera, son como invisibles. La Madre Teresa dice: “No todos podemos hacer cosas grandes, pero podemos hacer cosas pequeñas con gran amor”.
2.) Lo cual conduce al segundo punto: Que ofrezcamos esta ayuda con gran amor, es decir, hacerlo por instinto de tal manera que se convierta en algo natural para nosotros. Las personas en la parábola no sabían que estaban — o que no estaban — ayudando a Jesús cuando ayudaban o se negaban a ayudar a aquellos que lo necesitaban.
Ellas sólo lo hacían porque veían una necesidad y tenían un corazón amoroso. No se detuvieron para considerar si la persona que estaba recibiendo la ayuda era digna o no, o si alguien lo notaría o no. En las palabras de la Madre Teresa, ellas consideraron que “no eran cosas grandes”.
3.) Y luego el tercer punto: Jesús no está siendo poético al decir que lo que hacemos por los necesitados lo hacemos con él. Ustedes padres de familia saben que cualquier cosa buena o mala que alguien le hace a su hijo, lo hacen con ustedes y ustedes reaccionan respectivamente. Además, si ustedes tienen un hijo que es especialmente vulnerable o que, de otra manera, está enfrentando problemas, ustedes se convierten en padres más protectores y su preocupación se expande en proporción a la necesidad.
Bueno, lo mismo es cierto en cuanto a Dios y sus hijos. Entre más necesitados estén, mayor es la preocupación del Señor por ellos ... y mayor es su alivio cuando los más necesitados de sus hijos reciben ayuda, y mayor su furia cuando no la reciben. Esto es cierto en cuanto al comportamiento individual en las obras de caridad concretas y en lo que hacemos como país cuando la gente se acerca a nosotros buscando ayuda cuando más lo necesita.
Las Misioneras de la Caridad viven las obras de misericordia corporales cada día. ¡Éste es el carisma que ardía en el corazón de la Madre Teresa! Y así como Jesús dice en el Evangelio de hoy, es precisamente en el cuidado que ofrecemos o negamos dar a los necesitados por lo que seremos juzgados un día.