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Diócesis Católica de Little Rock
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Pentecostés da conclusión al Tiempo de Pascua, lo cual conduce al Tiempo Ordinario. Es considerado el nacimiento de la Iglesia, porque fue en este día, que el Espíritu Santo descendió sobre los Apóstoles y los llenó con los dones que necesitaban para guiar la Iglesia. Este evento se llevó a cabo 10 días después de que Jesús ascendió al cielo y prometió enviar al Protector. Este año, el Domingo de Pentecostés se celebra el 28 de mayo.
“Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en el mismo lugar. De repente vino del cielo un ruido, como de una violenta ráfaga de viento, que llenó toda la casa donde estaban, y aparecieron unas lenguas como de fuego que se repartieron y fueron posándose sobre cada uno de ellos. Todos quedaron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les concedía que se expresaran.” (Hechos 2, 1-4)
De acuerdo al Catecismo de la Iglesia Católica, el Pentecostés instituyó el “tiempo de la Iglesia, durante el cual Cristo manifiesta, hace presente y comunica su obra de salvación mediante la Liturgia de su Iglesia, ‘hasta que él venga’. Durante este tiempo de la Iglesia, Cristo vive y actúa en su Iglesia y con ella ya de una manera nueva, la propia de este tiempo nuevo. Actúa por los sacramentos; esto es lo que la Tradición común de Oriente y Occidente llama ‘la Economía sacramental’; esta consiste en la comunicación (o ‘dispensación’) de los frutos del Misterio pascual de Cristo en la celebración de la liturgia ‘sacramental’ de la Iglesia.” (Núm. 1076)
Y a través del sacramento de la confirmación, específicamente, recibimos el Espíritu Santo y podemos sentir cómo el Pentecostés no es sólo un día de fiesta que celebramos, sino una relación especial y única que está siempre presente tanto en el cuerpo de la Iglesia como en cada uno de sus miembros individualmente.
“Algunas veces olvidamos que dentro de la Santísima Trinidad, el Espíritu Santo es una Persona Divina distinta a la Persona de Dios Padre y a la Persona de Dios Hijo, y que él nos ayuda de maneras específicas y únicas. Particularmente él nos concede siete dones: sabiduría, entendimiento, consejo, fortaleza, ciencia, piedad y temor del Señor. En el sacramento de la Confirmación somos sellados con el Espíritu Santo y recibimos de él estos siete dones que nos ayudan a vivir nuestras promesas bautismales. Estos dones supernaturales aumentarán nuestra fortaleza a medida que profundizamos en nuestra oración y crecemos en virtud”. Aprenda más, incluyendo lo que tienen qué decir los santos sobre el Espíritu Santo, leyendo “Después de Pentecostés: Catequesis sobre el Espíritu Santo de los Santos.” (en inglés)
La Iglesia, comunión viviente en la fe de los apóstoles que ella transmite, es el lugar de nuestro conocimiento del Espíritu Santo. Para rezar una novena al Espíritu Santo o para más información sobre esta gran fiesta de Pentecostés, visite ACI Prensa.