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San Patricio, el santo patrono de Irlanda, nació en la Britania romana. Por el año 432, el papa Celestino I lo consagró como obispo y lo envió a Irlanda. Por casi 30 años, Patricio predicó sin descanso, consiguió convertir a mucha gente, fundó monasterios y estableció la sede primacial en Armagh en lo que hoy es la moderna Irlanda del norte. Algunas de las leyendas sin confirmar dicen que Patricio utilizó un trébol para explicar la Trinidad y que libró de serpientes a una isla. En su corta biografía y testimonio, "Confesiones," describe su vida y su ministerio, incluyendo su labor de convertir al pueblo irlandés.
“Sorpresivamente, dada la popularidad e influencia del día, muchos parranderos conocen muy poco sobre San Patricio, el hombre. Les sorprenderá aprender que él nunca bebió cerveza verde (ni siquiera una Guinness), nunca comió carne en conserva y repollo, nunca sacó serpientes de Irlanda y no tenía amigos duendes. La mayoría de las costumbres del Día de San Patricio, los mitos y las fábulas han sido perpetuadas e instituidas a lo largo de un periodo de 16 siglos.
“Eliminando las actividades seculares generalizadas, descubrimos a una persona santa – un santo – que dedicó más de 30 años proclamando el mensaje del Evangelio con éxito, el don de la fe para el pueblo de Irlanda. Recordándolo en la oración y reconociendo su vida como misionero elegido de Dios es como descubrimos el verdadero espíritu de San Patricio”, explicó D.D. Emmons en Simply Catholic. Lea este artículo para aprender más (en inglés).
“La historia testifica que los esfuerzos de Patricio iniciaron una cadena de eventos que no solamente condujeron a la cristianización de Irlanda sino a la entrada de misioneros irlandeses en el continente europeo, donde contribuyeron inmensamente al proyecto de la civilización”, escribió el Padre Billy Swan, de la Diócesis de Ferns, Irlanda, para Word on Fire. “Estos misioneros irlandeses predicaron y enseñaron que la fe en la Trinidad se expresa en la armonía social, en la verdad de Cristo, y en el amor por el pueblo de Dios.
“Este fue el legado de estos hombres y mujeres irlandeses valientes, y se originó con Patricio, el padre de la fe. A lo largo de los siglos, miles de personas irlandesas llevaron su fe cristiana con ellos a todo el mundo a medida que dejaban su tierra natal en busca de una mejor vida. Por este motivo, no solamente los irlandés celebran a San Patricio sino también las iglesias en todo el mundo, que agradecen a Dios por el don de la fe recibido por sus ancestros irlandeses que llevaron la fe a otras culturas y pueblos siguiendo el ejemplo de San Patricio”.
Cristo conmigo,
Cristo ante mí,
Cristo tras de mí,
Cristo en mí,
Cristo bajo mí,
Cristo sobre mí,
Cristo a mi derecha,
Cristo a mi izquierda,
Cristo cuando me acuesto,
Cristo cuando me siento,
Cristo cuando me levanto,
Cristo en el corazón de todo hombre
que piensa en mí,
Cristo en la boca de todo hombre
que hable de mí,
Cristo en todo ojo que me ve,
Cristo en todo oído que me escucha.