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Diócesis Católica de Little Rock
Publicado: July 2, 2019
El Obispo Anthony B. Taylor ha predicado la siguiente homilía durante las Misas de confirmación en las parroquias católicas en Arkansas en 2019.
Una de las cosas curiosas sobre el salmón y otros peces que viven en ríos es que ellos constantemente están nadando contra la corriente. Si no lo hicieran, eventualmente terminarían en el océano, arrastrados por la corriente. De hecho, el ciclo de vida del salmón comienza al nacer en agua dulce, río arriba, luego flotan y desembocan con la corriente para vivir y crecer en el océano, y luego una vez que maduran, ellos nadan río arriba contra la corriente para reproducirse en el mismo lugar donde nacieron.
Las truchas no emigran, pero aun así tienen que nadar contra la corriente sólo para permanecer en el mismo lugar. En ambos casos, la lucha contra la corriente crea buenos músculos para los peces y buena comida, algo que los peces que crecen en un estanque no pueden igualar. Ir contra la corriente requiere fuerza y fortalece a los peces.
En los Evangelios encontramos que Jesús insiste continuamente que lo mismo es cierto para él y sus seguidores. El mensaje de Jesús sobre el Reino de Dios es contracultural, así que seguirlo significa ir contra la corriente de la opinión pública. Jesús vivirá el rechazo de las personas autosuficientes y que sienten que no necesitan hacer los cambios necesarios en sus vidas para vivir la salvación que él ha venido a ofrecer.
De hecho, la misma palabra “confirmación” significa “fortalecido con” los siete dones del Espíritu Santo. Muchas personas piensan que esto se trata de “confirmar” tu fe, decir que estás de acuerdo con ella y es cierto que tú profesas tu fe como parte de la ceremonia, pero eso no es lo más importante que sucede.
Él será perseguido por los líderes religiosos que se sienten amenazados cuando él critica sus enseñanzas y comportamiento. Él será ejecutado por los romanos que lo consideraban una amenaza para mantener el poder. Y Él les dice a sus seguidores — incluyendo a ustedes y a mí — que si verdaderamente lo sigamos, lo mismo nos esperará a nosotros. Nosotros seremos “como ovejas en medio de los lobos”.
Nadie puede acusar a Jesús de pretender que hacer la voluntad de Dios siempre será fácil, agradable y bien recibido. Es por eso que él prometió enviar el Espíritu Santo para fortalecer a sus discípulos para lo que les esperaba. Y claro, ellos recibieron el Espíritu Santo en el primer Pentecostés y así nació la Iglesia.
Lo mismo es cierto hoy. En el curso de su preparación para la confirmación, ustedes debieron haber aprendido sobre muchas áreas de la vida donde los católicos somos contraculturales, donde estamos nadando contra la corriente. Asuntos de justicia social y derechos humanos. Los compromisos especiales que tenemos con los pobres, gente que no tiene voz, a quienes la sociedad desprecia.
Usualmente no recibimos mucha resistencia cuando hacemos obras de caridad, pero algunas personas se enojan realmente cuando hablamos sobre el derecho que nos ha dado Dios de emigrar cuando las circunstancias apremiantes lo requieren, o sobre la inmoralidad de la pena de muerte en sociedades como la nuestra donde hay alternativas, o la necesidad de restructurar nuestra economía para servir mejor a los pobres o el derecho universal de recibir cuidado médico.
Y muchos otros asuntos controversiales: el ambiente, la santidad del matrimonio como una unión para toda la vida entre un hombre y una mujer. La inmoralidad de la contracepción artificial, la esterilización y más que todo, la inmoralidad absoluta del aborto. Somos contraculturales y cuando alzamos nuestra voz en cuanto a estas verdades, a mucha gente no le gusta. Un motivo por el cual se enojan tanto es que sienten inquietud en lo más profundo de su corazón. Ellos saben instinctivamente lo que es correcto y no les gusta. Y así como con Jesús hace 2,000 años, ellos piensan que al rechazar al mensajero ellos pueden silenciar la verdad. Pero al final, la verdad prevalecerá. “La luz es más fuerte que las tinieblas”.
Así que si ustedes tienen la intención de ser fieles a Jesús, esperen pasar su vida nadando contra la corriente. Y este sacramento que recibirán hoy los ayudará a hacer eso precisamente. De hecho, la misma palabra “confirmación” significa “fortalecido con” los siete dones del Espíritu Santo. Muchas personas piensan que esto se trata de “confirmar” tu fe, decir que estás de acuerdo con ella y es cierto que tú profesas tu fe como parte de la ceremonia, pero eso no es lo más importante que sucede.
Después de todo, los sacramentos se tratan más sobre lo que Dios hace de lo que nosotros hacemos; él toma la iniciativa, nosotros sólo respondemos. Y hoy, a través de este sacramento, Dios envía su Espíritu Santo para fortalecerlos para que puedan nadar contra la corriente, resistir la presión social y hacer lo correcto. Y si lo hacen, pronto ustedes verán que así como el salmón y la trucha, el abrazar estos dones e ir contra la corriente cuando esa es la cosa correcta que hacer, los fortalecerá … y en este caso, ¡los fortalecerá en el Señor!