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Diócesis Católica de Little Rock
Publicado: December 17, 2014
Obispo Anthony B. Taylor predicó la siguiente homilía en la Iglesia de Santa Teresa en Little Rock el miércoles, 17 de diciembre, 2014. Está basada en estas lecturas: Hechos 6, 1-7; Salmo 104; Romanos 12, 1-13; y Lucas 4, 1-13.
Cuando miré las lecturas que Luis Miguel había elegido para su ordenación al diaconado, me sentí intrigado y edificado. Intrigado porque nunca había tenido a nadie que eligiera la historia de las tentaciones de Jesús para su ordenación. Edificado porque fue precisamente con esto con lo que Jesús comenzó su ministerio público. Edificado porque así como Jesús, Luis Miguel comprende claramente que hay serias tentaciones, serios obstáculos que tiene que enfrentar y superar para poder ejercer el ministerio público fielmente.
Lucas presenta un paralelismo entre la historia de Israel y el comienzo del ministerio público de Jesús. A ambos Dios les puso una prueba en el desierto, a los israelitas por 40 años y a Jesús por 40 días. Ambos sintieron hambre, pero los israelitas se olvidaron de la providencia de Dios — ellos querían pan pero se olvidaron de que no sólo de pan vive el hombre. Añoraban la prosperidad (Dt. 6, 10-13) pero en su frustración se rebelaron, exigiendo milagros. Jesús, por otro lado, se mantuvo fiel, a pesar de las pruebas a las cuales lo sometió satanás, y por lo tanto demostró su entrega total a la voluntad de Dios con respecto a la misión que el Padre lo envió a cumplir y cómo lograrlo.
El punto decisivo en las tentaciones que Jesús enfrentó fue precisamente sobre cómo establecer el Reino de Dios. Satanás trató de hacer tropezar a Jesús en el comienzo de su ministerio proponiéndole atajos que supuestamente lo capacitarían para evadir las dificultades y todavía cumplir con su misión, haciendo lo malo para poder lograr lo bueno, el fin justificando los medios, a saber: 1.) el mal uso de su poder, 2.) comprometiendo sus valores, y 3.) buscando la aclamación popular.
Este regalo de ti mismo será un signo de caridad pastoral e una inspiración a ello, al igual que una fuente de fruto espiritual en el mundo.
1.) Luis Miguel, como ministro ordenado, gozarás de gran poder e influencia. Celebrarás los Sacramentos, proclamarás la palabra de Dios y te invitarán a muchos hogares las personas que aman la Iglesia y que tienen mucho respeto por ti. Nunca uses mal ese poder e influencia para tu propia gratificación. Aunque él tuvo hambre, Jesús rehusó usar su poder para convertir las piedras en pan porque el impulso de hacerlo venía de satanás.
Así como Jesús, todos tenemos pruebas de hambre de muchas maneras, incluyendo el hambre relacionado con la castidad que experimentamos como hombres célibes — el mismo celibato que Jesús vivió y el cual prometes hoy. Este regalo de ti mismo será un signo de caridad pastoral e una inspiración a ello, al igual que una fuente de fruto espiritual en el mundo. Eso no significa que siempre será fácil, pero la Escritura nos asegura que podemos confiar en que Dios nos proveerá maná del cielo para satisfacer todas nuestras necesidades.
2.) Como ministro ordenado hay muchas cosas que querrás lograr en el servicio del Señor, pero con esto viene el peligro de olvidarnos que la manera en cómo logramos estas cosas es realmente más importante que la cosa en sí. Satanás tentó a Jesús a comprometer sus valores, a adorarlo a él, para que pudiera establecer su Reino universal en ese momento, sin tener que enfrentar todo lo que va incluido en el ministerio público, sin tener que mencionar la agonía en la cruz. Si — por ejemplo — tu parroquia tiene un proyecto de construcción, tú enfrentarás la misma tentación de tener que comprometer tus valores para poder lograr tu ambición. O cualquier otra ambición. Así que recuerda que “Adorarás al Señor, tu Dios, y a él solo adorarás”.
3.) Y como hombre con sentimientos, tal vez seas tentado a preocuparte más sobre ganar la admiración y la aprobación de la gente que decir y hacer lo que la fidelidad al Señor requiere. Satanás tentó a Jesús a tirarse de la parte más alta del Templo para impresionar a la muchedumbre y ganar prestigio. ¡Y las liturgias intensivas en el ego pueden ser como pararse en la parte más alta del Templo! Como dice la Escritura, “No tentarás al Señor tu Dios”. ¡Sólo a él le pertenece la gloria!
Así que, Luis Miguel, ¿todavía quieres ser ordenado? Jesús fue tentado de la misma manera que nosotros pero nunca pecó, y él te dará toda la gracia que necesitas para superar todas las pruebas, 1.) usando tu poder e influencia como Dios quiere, 2.) siendo fiel en cómo llevas a cabo tu ministerio, y 3.) buscando sobre todo agradar a Dios en todo lo que haces … en cada Sacramento que administres como diácono y después como sacerdote, en cada homilía que prediques, y en cada encuentro que tengas con el pueblo de Dios.