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Diócesis Católica de Little Rock
Publicado: December 6, 2020
El Obispo Anthony B. Taylor predicó la siguiente homilía en la Iglesia de San Eduardo en Little Rock el sábado, 5 de diciembre de 2020, y la Iglesia de Ntra. Sra. del Buen Consejo en Little Rock el domingo, 6 de diciembre de 2020.
Una cosa que aprendí en el seminario fue que, en cuanto a predicador de la Palabra de Dios, es mi responsabilidad confortar a los afligidos y afligir a los que se sienten cómodos: 1.) Ayudar a los que tienen dificultades y animar a los que tienen una vida más fácil a que abran su corazón a las necesidades de los demás; 2.) Perdonar a los arrepentidos y desafiar a los complacidos; 3) Predicar la Buena Nueva de esperanza a los oprimidos y temor del infierno a sus opresores — confortar a los afligidos y afligir a los que se sienten cómodos.
La espada de la Palabra de Dios es de doble filo y vemos ambos en las lecturas de hoy.
En la primera lectura Isaías conforta a los afligidos con la Buena Nueva de que el Señor vendrá lleno de poder, con brazo fuerte para liberarlos de sus opresores; de sus propios pecados, de sus enemigos y del poder de Satanás. Así que deben prepararse, abrirle el camino al Salvador; arrepentirse de sus pecados y poner a un lado su miedo. Dios viene para confortar, proteger y guiar a los afligidos.
Jesús ya vino una vez y un día regresará otra vez para inaugurar una tierra nueva, en que habite la justicia. Por eso, debemos poner todo nuestro empeño en que el Señor nos halle en paz con él, sin mancha ni reproche.
En el Evangelio de hoy Juan Bautista abre el camino para ese Salvador y conforta a los afligidos con un bautismo de arrepentimiento para el perdón de sus pecados. Pero en otros lugares Juan aflige a los que se sienten cómodos con un mensaje mucho más duro. Así que cuando algunos fariseos y saduceos y otra gente complacida se le acercan para ser bautizados, les reprende, diciendo: "Raza de víboras, ¿cómo van a pensar que escaparán del castigo que se les viene encima? ¡Muestren los frutos de una sincera conversión!" (Mt 3:7-8)
Y la prisión y eventual decapitación de Juan se deben a su condenación pública de la inmoralidad del Rey Herodes, que había abandonado a su esposa para juntarse con Herodías, que no sólo era su sobrina sino también su cuñada, la esposa de su hermano Felipe, que aun estaba vivo!
Era una familia enfermiza; rica con dinero mal adquirido, poderosa porque oprimieron a su propio pueblo — incestuosos, egoístas y traicioneros — y Juan Bautista hizo que lo supieran todos.
Si ellos se hubieran arrepentido, abriendo sus corazones para recibir el perdón que Dios les ofrecía por medio de Juan y que les conseguiría por medio de Jesús, su historia podría haber tenido un final feliz. El motivo por el cual Juan afligió a los cómodos fue para sacudirlos, abrirles los ojos para ver hacia dónde iban y abrir sus corazones mientras todavía había tiempo. Pero el corazón de Herodes quedó cerrado, y las consecuencias fueron terribles para él y para otros. Afligió a los que se sintieron cómodos.
¿Y qué de tú y yo? Si viniste hoy afligido con preocupaciones y problemas, Juan Bautista te invita a abrir tu corazón para recibir a tu Salvador, quien viene para confortarte y liberarte de todo lo que te oprime; los pecados que cometiste en el pasado, las circunstancias actuales que no puedes controlar, las inseguridades en cuanto el futuro.
Pero si al contrario, viniste hoy sintiéndote cómodo y complacido, tu corazón cerrado a la situación de los pobres y necesitados, a las viudas y a los inmigrantes, ¡cuidado, porque Dios te amenaza con aflicciones! Como escribe San Pedro en la segunda lectura de hoy: "El día del regreso del Señor te llegará como un ladrón."
Jesús ya vino una vez y un día regresará otra vez para inaugurar una tierra nueva, en que habite la justicia. Por eso, debemos poner todo nuestro empeño en que el Señor nos halle en paz con él, sin mancha ni reproche.