30º Domingo del Tiempo Ordinario, Año B, 2024

Publicado: October 27, 2024

El Obispo Anthony B. Taylor predicó la siguiente homilía durante la Misa de la Conferencia Diocesana de Renovación Carismática Católica en el Centro de Convenciones de Fort Smith el domingo, 27 de octubre de 2024.


Obispo Taylor

Hace muchos años participé en una conferencia patrocinada por la Arquidiócesis de México que estudiaba la pastoral de liberación y sanación espiritual. Asistí porque quise aprender como responder a personas que experimentan cosas inquietantes que parecen ser causadas por el diablo.

La conferencia era excelente. Las liberaciones y sanaciones espirituales no son precisamente exorcismos porque en un exorcismo el exorcista se dirige directamente al diablo para mandarle salir, lo que es peligroso porque somos débiles y por eso requiere el permiso especial del obispo.

En las liberaciones y sanaciones espirituales, por contraste, se dirige no al diablo sino a Dios para pedir su intervención para que Dios libre a la persona afligida de todas las influencias malignas que sufre — por ejemplo, por rezar a Dios Padre el Padre Nuestro, una oración que termina con las palabras: "líbranos de todo mal."

Ahora no era ni ciego ni mendigo. Ahora seguía a Jesús por el camino. Y Jesús puede liberarte a ti también. Gritarle con fe como lo hizo Bartimeo: "¡Jesús, hijo de David, ten compasión de mí!" y Jesús responderá a ti también: para sanarte, perdonarte y darte liberación.

En el Evangelio de hoy, Jesús le devuelve la vista a un hombre llamado Bartimeo. Esta sanación no era sólo física, sino era física y espiritual porque las incapacidades físicas conllevan consecuencias espirituales. Esta es la dimensión sicosomática de enfermedad.

A veces los enfermos e incapacitados se sienten abandonados por Dios y sin esperanza, sobre todo si el problema médico fue causado por sus pecados y malas decisiones y la paciente cree que ahora Dios los castiga. Tales pensamientos desalentadores le pueden perjudicar la recuperación, así que necesita no sólo una sanación física, sino también al mismo tiempo una sanación espiritual.

En cuanto a Bartimeo, no sabemos qué causó su ceguera, pero las consecuencias negativas no eran sólo físicas: era un mendigo, pidiendo caridad, una carga para la sociedad. Estuvo en una oscuridad que no era sólo física sino también espiritual. Así que cuando Jesús le sana de la oscuridad física de su ceguera, le sana también de la oscuridad espiritual de su existencia miserable de mendigo.

Bartimeo gritó con fe: "¡Jesús, hijo de David, ten compasión de mí!" y Jesús responde: "Tu fe te ha salvado" ... y luego sigue la sanación física. El texto dice: "Al momento recobró la vista y comenzó a seguirlo por el camino." Ahora no era ni ciego ni mendigo. Jesús le sanó espiritualmente y físicamente.

Todos tenemos algo que no funciona en nuestra vida ... es la condición humana. Muchos tienen una condición médica o una incapacidad física. Otros sufrimos problemas psicológicos o emocionales. Hay alcohólicos en nuestra comunidad y personas que abusan drogas. Hay hombres violentos, jóvenes pandilleros y familias que sufren violencia doméstica.

Tenemos muchas parejas que viven juntos sin ser casados, muchos ni siquiera por el civil. Hay otros que están casados pero son muy infelices. Todos tenemos cosas malas, áreas de oscuridad en nuestra vida. Somos pecadores, hacemos malas decisiones y necesitamos que Dios intervenga para sanarnos, perdonarnos y liberarnos del poder de estos males.

Y en el Evangelio de hoy vemos que Dios nos mandó a Jesús para liberar a Bartimeo físicamente y espiritualmente.

Ahora no era ni ciego ni mendigo. Ahora seguía a Jesús por el camino. Y Jesús puede liberarte a ti también. Gritarle con fe como lo hizo Bartimeo: "¡Jesús, hijo de David, ten compasión de mí!" y Jesús responderá a ti también: para sanarte, perdonarte y darte liberación.